Gracias a la llegada de las nuevas tecnologías y su amplia generalización, actualmente el paciente maneja hoy una gran cantidad de información. Una persona interesada sobre el tema habrá leído en blogs y páginas web sobre la intervención de cirugia estetica que está pensando realizar y en qué consiste el procedimiento, habrá visto en redes sociales el perfil de los cirujanos con mayor reputación en su provincia, habrá preguntado en foros las posibles complicaciones del postoperatorio e incluso habrá podido acceder a fotografías de otros pacientes y de su evolución.
Algo impensable hace tan sólo unos años gracias a que Internet ha abierto un gran campo de divulgación en este sentido. Un fenómenos que se ha potenciado con la consolidación de la llamada web 2.0. En la red hay multitud de vídeos sobre intervenciones realizadas por profesionales de la cirugía estética, modelos en 3D y en algunas páginas se explica realmente con detalle y gran profundidad los procedimientos quirúrgicos.
Actualmente todo el mundo tiene acceso a la información, una avalancha informativa que aunque teóricamente es bueno, el problema es que el paciente llega a la consulta no asesorado por ningún médico, sino por lo que ha leído o visto en Internet y esto le puede llevar a conclusiones e ideas preconcebidas sobre la operación y el resultado del procedimiento quirúrgico que no siempre son correctas y que le están generando unas falsas expectativas que no son realistas.
El exceso de información previa del paciente puede ocasionar que demanden resultados irrealizables, desmesurados o que incluso puedan resultar perjudiciales o sencillamente que estén fuera del sentido común.
El asesoramiento personalizado por parte del cirujano plástico debe ser el punto de partida para plantearse o no la intervención ya que ante tal cantidad de información el paciente anda realmente perdido. Es el cirujano plástico quién debe indicar la idoneidad o no de una intervención e informar abiertamente al paciente de los resultados y no generar expectativas erróneas. El asesoramiento honesto y el sentido común deben prevalecer aunque el paciente se muestre muy interesado en realizar una operación de cirugía estética, si no es conveniente hay que explicarlo y hacerlo comprensible.
Actualmente aún no es posible mostrar al paciente mediante un modelo informático el resultado de su operación. Aunque existen en el mercado aplicaciones informáticas capaces de mostrar cambios morfológicos aproximados están muy lejos de poder enseñar al paciente lo que se intenta conseguir con su operación. Hoy por hoy, la clave consiste en conseguir un equilibrio entre las expectativas que una intervención de cirugía estética genera en el paciente y la carga de información recibida y asimilada proveniente de internet y saber transmitir al paciente la realidad, el qué se puede obtener realmente o no con su operación y lo que no.
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